Entro en el cuarto de David que huele a pintura a la vez que un cliente sale feliz con su nuevo tatuaje y me lo enseña orgulloso: "Un pedazo de piel convertido en arte. Ahora hay una esquinita más linda en el mundo", pienso. Él no está, está en su mundo con sus animales. Pintando hipnotizado perdido en los colores. Es ajeno a la música que empieza a sonar en la bodega.
Bajo las escaleras donde un grupo toca mientras gente con pelo de colores, pendientes indios y cervezas en la mano no paran de entrar. Veo alguno de los animales de David asomados entre camisas, pantalones... Los miro embelesada atraída por sus personalidades. Cada animal irradia los colores interiores de sus dueños como una piedra preciosa para mirar a través que el pintor ha colocado en ellos.
1 comentario:
:O QUE MARAVILLA!!!!
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